Alma sin licencia, como si la licencia fuese condición sine qua non para la vida, o para la muerte. Alma en pena, viva en cambio, poética, que observa y divaga por lo cotidiano, por lo significante; por un paseo nocturno, con la loca del parque, verbigracia. Por las calles de fuego y/o por la madrugada, abriéndose camino.
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